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martes, 22 de febrero de 2011

El lector reflexivo

En La hija del filósofo nos encontramos con dos tipos de lectores. Por un lado el propio filósofo, padre de la verdadera protagonista, que se dedica a leer junto con el resto alrededor de una alfombra y con vino, tabaco y algo de picar y a charlar sobre lo leído, a meditar sobre lo que ha podido ver con los demás. Ese sitio cargado de humo podría ser el Arte Café La Tertulia, de Granada, aunque claro está, ya sin humos.

Por otra parte, tenemos a la propia niña que, al igual que La Maga en Rayuela está desvalorada y desprestigiada. Ella entiende lo que están diciendo porque aunque no ha leído directamente, el estar todo el día sirviendo a su padre hace que haya podido ser una lectora de oídas.

En el vídeo intento establecer un paralelismo entre La Maga y La Hija del Filósofo mediante fragmentos de ambas obras.

Un saludo






3 comentarios:

  1. Buenas, soy estudiante de la Escuela de Arquitectura de Málaga, a mí me asignaron este texto, primero nos dieron una descripción del lugar que habla el texto y nosotros debíamos ser capaces de encontrar en Málaga un sitio que respondiese a dicha descripción. El sitio elegido fue el Ateneo de Málaga, situado en calle Compañía, cerca de la Plaza de la Constitución, en pleno centro histórico. La función del edificio es servir de exposición de diversas colecciones de arte.
    En el segundo texto que nos dieron se explicaban una serie de grados que se debían cumplir en la intervención que hiciésemos en el edificio. Al principio me resulto un poco complicado plantear mi intervención pues consideraba que muchos de los grados ya se daban en el propio edificio. Lo primero que hice fue escoger una de las salas del edificio y en esta sala sería donde realizase mi intervención.
    Una vez elegida la sala y basándome en el texto matriz (‘La hija del filósofo’), empecé a abstraer los grados que me pedían para realizar mi intervención. Primero había que preguntarse qué tipo de lector era el nuestro, que sería como el cliente que te encarga la intervención y llegamos a la conclusión que nuestro lector era una persona culta, que se reunía en una especie de ‘club’, al que podía acceder todo el mundo aunque casi siempre iban las mismas personas. En esta sala, el lector nos pedía un lugar donde poder leer tranquilamente, pero que a la vez también hubiese zonas donde debatir y charlar con los demás. Este lugar debía ser un espacio cómodo para aquel que ya lo conociese pero incómodo para cualquiera que entrase por primera vez y debía haber zonas con luz y otras que estuviesen en penumbra.
    Después de hacer esta abstracción y ver que me pedía el lector comencé a realizar la propuesta. La sala elegida, de por sí, ya me da mucho juego y me proporciona una serie de características que debo aprovechar. Para acceder a la tercera planta, donde está mi habitación, hay que entrar por una puerta, tras la cual nos encontramos con unas escaleras empinadas, con lo cual, cuando estas enfrente de ellas no sabes que te vas a encontrar en la habitación hasta que llegues a ella, por lo que esto ya genera un cierto grado de incomodidad e inseguridad para aquel que nunca ha venido pero por el contrario, para el usuario que va normalmente no se siente inseguro.
    Otro de los aspectos que he aprovechado de la habitación es la forma del techo, que es muy irregular y bastante curiosa. He creado como una simetría entre el suelo y el techo, de manera que en el suelo existe la misma forma que en el techo, como si fuera una proyección. Con esto pretendo crear unos módulos que me sirvan de asiento para los lectores y que a la vez aumente esa inseguridad en el usuario externo. En estos módulos, que tienen una cierta inclinación hay colocados unos asientos. Los asientos están situados de forma estratégica donde inciden los rayos de luz que entran desde las cuatro ventanas existentes y con esto se crean unos espacios donde hay luz y otros que están en penumbra.
    Otro de los aspectos interesantes del edificio y que me llevaron a escoger esta sala es el recorrido a través de él. Tras analizarlo se observan una serie de movimientos y caminos que se generan por el paso de la gente y que es bastante curioso. Para llegar a la sala elegida hay que atravesar un largo pasillo, subir unas escaleras que nos llevan a la primera planta, subir otras que nos dejan en el descansillo de la segunda planta, torcer a la izquierda, volver a subir unas escaleras y nos encontramos con la puerta que da acceso a la habitación, es decir, que para llegar a allí hay que recorrer todo el edificio de manera compleja, por lo que no mucha gente conoce esta sala, lo que le da más intimidad.
    Un saludo.

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  2. Bueno como ha dicho mi compañera, nosotros estamos trabajando con el Ateneo. Personalmente es un edificio que me encanta y al que le veo muchas posibilidades porque no he dejado de descubrir cosas nuevas de él continuamente.

    Aunque también reconozco que al principio me atasqué con esta actividad, porque he de reconocer que me rompió un poco los esquemas el sacar una intervención, una propuesta a partir de un texto con unos grados y luego nos dieron el último texto que no acabé de entender bien como utilizar pero creo que ya voy encaminado a lo que sería mi propuesta.

    Yo también trabajo la misma habitación que Carmen, porque es la que considero la sala de reuniones en la que se hablaba en los grados, la que veo que más se aleja de los grados pedidos en todo el edificio y porque es la que mejor identifico con la sala en la que se reunían los sofistas en el texto original "La hija del filósofo". Básicamente los grados que no cumple son los de transitabilidad, iluminación y estancialidad, ya que hay una iluminación muy baja en el sitio y sin ningún tipo de tinte rojizo, es un espacio que, salvo cuando se acondiciona, esta vacío y no hay ningún tipo de obstáculo para desplazarse por ella y porque es una habitación casi sin vida en el sitio, se usa muy poco y nadie permanece en ella largos periodos de tiempo.

    Por ello yo queria acondicionarla para nuestro tipo de lector, un lector que pertenece a una sociedad, un grupo que tiene como interés común la cultura y el saber, y que busca un espacio concreto dentro del sitio, un sitio personal y caprichoso en el que él se sienta cómodo.

    Entonces yo tenía pensado conseguir una luz parecida a la luz de la que se hablaba en "La hija del filósofo", con ventanas circulares en el techo a través de las cuales se proyecte la luz en la habitación y jugar con el mobiliario creando un corro alrededor de ese círculo de luz y colocando estanterías en las paredes. nuestro tinte rojo podría conseguirlo tintando las ventanas, moquetando la sala, pintando las paredes o con estanterías o mobiliarios de ese color.

    Y bueno por último decir que me está costando sacar un proyecto adelante pero me está gustando mucho este proyecto y esta actividad, como dije antes, me esta rompiendo mis esquemas porque jamás pensé que me mandarían hacer una intervención con un texto así pero estoy aprendiendo muchísimo en esta asignatura y a darme cuenta de como mirar un lugar, o mejor dicho, como leer un lugar.

    Un saludo.

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  3. Buenas, soy Jose Antonio y como mis otros dos compañeros, yo también soy estudiante en la Escuela de Arquitectura y estoy trabajando en el Ateneo de Málaga.

    Al comienzo del cuatrimestre nos explicaron esta novedosa actividad que íbamos a realizar. En un principio me asusté, ya que todo era nuevo para mí, y no sabía por donde empezar, sobre todo con el primer texto que nos dieron, en el cual se nos pedía averiguar un posible lugar que se diesen las condiciones impuestas en el relato. Finalmente, y tras trabajar con los compañeros, elegimos como edificio el Ateneo de Málaga, situado en la Plaza de la Constitución.

    Posteriormente nos entregaron un segundo texto donde el lector, que sería nuestro cliente, imponía una serie de condiciones, a los cuales los denomina grados, que debían estar presentes en la intervención que llevásemos a cabo. Como elegimos el lugar acorde al primer texto, y el nuevo estaba relacionado con éste, algunos grados ya los cumplía el propio edificio, hecho que me resulto atractivo ya que podía huir de la idea de tener que realizar una modificación a gran escala que dañase la esencia del Ateneo.

    A continuación me propuse elegir la sala donde realizar mi intervención, y comencé a buscar un lugar que reuniese las siguientes características: un espacio con espacio que da cabida a mucha gente, pero que sus paredes lo cercan, lo que produce una sensación de claustrofobia; un sitio privado e íntimo, que se necesite la aprobación del dueño para entrar, aunque no sea una ubicación secreta, y que la altura del techo fuese especialmente baja. Además hay que añadir que no es un lugar en el que cualquier visitante se deba sentir cómodo, sino que lo es aquellos que realmente conocen el lugar, y para llegar a ella hay que realizar un peculiar recorrido, el que ha comentado Carmen.

    Tal y como han mencionado mis compañeros, yo también elegí esa misma sala de la que hablan por todas estas características que reúne. Sin embargo, era necesario que toda estas cuestiones tuviesen un fundamento, una actividad que el lector fuese a realizar en ese espacio. Y dicha actividad vino con el último texto que nos entregaron, un fragmento de ‘La Hija del filósofo’. En definitiva, nuestro lector era alguien muy culto, que se interesa por el debate, por la lectura, por la cultura, tanto individual como grupal.

    Comencé por tanto a pensar como podía integrar todos estos elementos en una idea. En un principio me dejé llevar por los grados más “materiales”, aquellos que hablaban de la existencia de mesas y sillas, luces rojas... y me llevó a pensar que mi propuesta acabaría siendo lo que a priori yo consideraba una intervención de diseño de interiores. Sin embargo, tras analizar profundamente los grados y hablar con nuestro profesor acerca de lo que realmente es la arquitectura, y no lo que convencionalmente pensamos que es, pude avanzar en mi propuesta.

    Mi intervención consiste por tanto en lo siguiente: pretendo “ensanchar” una larga pared de la sala, lo que aumentaría la sensación de claustrofobia de la misma, y realizar una especie de huecos en esta nuevo “muro” donde el lector se sentaría a leer. Sería muy cómodo para él, puesto que estaría acostumbrado, pero a cualquier visitante ajeno le podría resultar agobiante. Estos huecos estarían estratégicamente colocados para aprovechar al máximo la incidencia de luz que entra por las ventanas. Sin embargo, he de pulir más la idea, y para ello debo entender mejor el edificio y en concreto esa sala. Uno de mis problemas sería cómo integrar esa sala de debate de la que se habla.

    Espero poder desarrollar más la idea, sin embargo, lo importante es lo que realmente estoy aprendiendo de la asignatura, y cómo ha cambiado mi forma de ver y trabajar en una propuesta arquitectónica, en parte gracias a esa colaboración literatura-arquitectura. Un saludo.

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