El lector perseguidor
Ante el capítulo 7 de Rayuela,
propongo un modelo
de lector. Quién lee este texto se puede proyectar consciente
o inconscientemente sobre el pasaje que se narra en el texto.
A este modelo de lector le
atribuiría el tipo de “lector buscador o perseguidor”, el que
conscientemente se quiere identificar con el yo poético del texto,
el que quiere sentir eso que está leyendo, quiere ser el
protagonista de su propia lectura, es decir, el lector quiere
colocarse como principio generativo y activo de la interpretación
del mismo texto. Para este tipo de lector no nos importará el sexo
al que pertenece, ni la edad, ni la nacionalidad, ni la profesión,
ni siquiera la clase social, aunque sí requiere poseer una habilidad
asociativa y una gran capacidad de creación e imaginación, para que
así pueda trasladarse a un mundo paralelo, de ficción, y
protagonizar esa “historia” leída y tan anhelada que
difícilmente la vivirá en su realidad. Por lo tanto, el lector,
frente al capítulo 7, tiene que ser alguien que adore las
sensaciones y acepte los sentimientos tal y cómo llegan, que no le
importe profundizar en lo más hondo de su ser y que quiera por
encima de todo sentir, da igual el tipo de sentimiento, pero el
sentir le hace más vivo.
Creamos, a partir de esta
tipología de lector, dos espacios. El primero de estos espacios lo
llamaremos, para diferenciarlo del otro, espacio real. El espacio
real es el lugar donde el lector se enfrenta al texto, el lugar donde
el lector se centra en cada una de las palabras que ha escrito el
autor. Situémonos en la ciudad de Granada para hablar de estos dos
espacios. El lector, ante este texto, necesita estar tranquilo,
relajado, concentrado en el texto, y así poder crear un mundo
paralelo, un mundo inspirado gracias a la lectura. Olvidémonos del
ruido, de los coches, de la contaminación, de la gente, sin embargo,
se requiere un lugar al aire libre, debe ser un lugar donde el lector
se sienta libre para dar rienda suelta a su imaginación. También
nos interesa que ese lugar real sea alto, si el lugar es alto le
permitirá al lector separarse de la realidad que tocan sus pies y
estar más cerca del otro lugar, un lugar ficticio creado en su
mente.
Encontré el sitio idóneo
para este tipo de lector: San Miguel Alto
Así pues, el lector se
dirige hacia San Miguel Alto.
Se sitúa entre la muralla y las edificaciones, ahí, donde está la
flecha roja, en la verde hierba. Allí se sienta y observa todo lo
que le rodea. Ese sitio es propio para evadirse de la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario